El aprendizaje que un alumno espera de un curso siempre va a ir acompañado de altas expectativas, pero existen diversos factores que influyen en el aprovechamiento que una persona puede tener.
Hoy en día, tomar cursos presenciales vuelve a ser una opción, y la decisión acerca de tomarlo o no, debe estar fundamentada en cumplir los requerimientos que un alumno en particular busca para cumplir satisfactoriamente con su crecimiento profesional.
Formación presencial.
El formato presencial brinda la oportunidad de impartir cursos en los que las clases pueden ser más didácticas, en las que el aprendizaje viene acompañado de mayor interacción a través de situaciones prácticas. Esto puede significar para el alumno una motivación para tomar la clase con una mejor disposición.
En este formato, las relaciones entre profesor y alumnos son fáciles de concretar dada la cercanía humana y personal que implica estar presente entre un grupo de personas. Conocerse e interactuar puede beneficiar el intercambio de conocimiento, no solo entre profesor y alumno, sino también entre alumnos. Así pues, formar vínculos profesionales es parte del aprovechamiento que se espera al tomar un curso, ya que permite un acompañamiento de alguien cuyo aprendizaje puede ser favorable y complementar el conocimiento adquirido.
Por otro lado, al impartirse en un espacio y momento determinado, un curso presencial evita o reduce la posibilidad de que el alumno ceda a la procrastinación. Es difícil posponer tareas o actividades cuando su realización depende de diversos factores además del alumno, y que además ya han sido determinadas.
Además, el formato presencial facilita la facultad de percibir el estado emocional de las personas que integran el grupo, ofreciendo la oportunidad de detectar el momento en el cual es necesario motivar o mejorar el ambiente para un mejor aprendizaje.
Formación online.
El formato online permite mejorar la capacidad para adquirir y generar conocimiento de manera personal, en la que el aprendizaje inicia por encontrar la mejor manera de aprender mediante una motivación propia. Esto puede beneficiar la productividad del alumno, en la medida en la que tiene la capacidad de aprender a su ritmo y evitando distracciones.
Tomar un curso online ofrece la oportunidad de adaptar el estudio a las necesidades del alumno, facilitando el acceso a la información en un espacio en el que puede ser visto y estudiado en cualquier momento del día en el que sea prudente para el alumno. Incluso brinda la oportunidad de retomar una lección y visualizarla las veces que sean necesarias.
Por otra parte, la constante evolución tecnológica permite que la experiencia del formato online mejore continuamente. Las aplicaciones y los modelos de aprendizaje están sujetos a ser mejorados e incluso personalizados para el usuario.
Además, el formato online abre las puertas para un aprendizaje a distancia, en el que las oportunidades son bastante amplias, y el margen de cobertura sobre todo lo que se puede aprender desde cualquier lugar aumenta de forma considerable.
La decisión de tomar un curso presencial u online dependerá de las condiciones y necesidades del alumno para un mejor aprendizaje. Las características de cada formato pueden significar una ventaja o desventaja, todo va a depender de la persona.
Al final siempre es posible combinar ambos formatos y tomar lo mejor de cada uno de acuerdo a las necesidades. Lo importante es mantenerse en formación para seguir aprendiendo y creciendo profesionalmente.
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