Para poder desarrollar un proyecto complejo, cuyo objetivo principal es ambicioso y requiere de una gran cantidad de actividades a realizar, el trabajo necesita una estructura que permita que el proyecto avance de manera ágil y eficiente.
Una forma ágil de estructurar el trabajo es organizando los objetivos del proyecto, desde los temas generales que implican mayor cantidad de trabajo, hasta las tareas más específicas.
Utilizando esta organización como un planteamiento general, se puede tener un objetivo global que responda a la necesidad principal del proyecto. Posteriormente, es necesario plantear objetivos específicos cuya realización busque cumplir con el objetivo general del proyecto. Finalmente, se deben determinar actividades más detalladas, con el fin de realizar cada uno de los objetivos específicos, en determinado tiempo.
Cuando hablamos de una estructura ágil, estos objetivos se traducen a herramientas como épicas e historias de usuario.
Una historia de usuario es la unidad más pequeña dentro de la estructura del proyecto. Es un requisito breve, que en conjunto con otras historias cumplen un mismo objetivo. La culminación de estas historias, conduce a la finalización de una épica, que es un elemento grande de trabajo desglosado en historias.
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