¿Alguna vez te has preguntado si la forma en la que estás llevando a cabo tus proyectos es realmente la mejor forma de hacerlo?
Generalmente, la experiencia adquirida en el desarrollo de cada proyecto nos ayuda a establecer un proceso, es decir, una base metodológica que sirve como estructura para la realización de nuevos proyectos. Tener un camino ya establecido puede servir para trabajar con mayor agilidad, puede brindar seguridad, y puede incluso dar pauta a nuevas experiencias que sirvan para nutrir ese proceso.
Cada proyecto es una oportunidad para adquirir nuevo conocimiento, para identificar errores en el proceso, para reforzar a tu equipo de trabajo, para retroalimentar, y sobre todo para mejorar. Toda empresa tiene la capacidad de mejorar y crecer cada vez más.
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